Hoy ha sido un día muy intenso, de esos días en los que tu cuerpo y mente se ponen a prueba. Después de un gran día por el salar de Uyuni nuestro día termina de nuevo en la estación de trenes de Uyuni, para volver a Villazón a las 22.30 horas.
Después de una ducha y una cena en un hostel cercano a la estación llamado Breakfast Noni, nos vamos a la estación con tiempo y dejamos nuestra mochila en un vagón donde todo el equipaje pesado se guarda, allí te dan un boleto para recogerlo a la llegada.
Con unos 40 minutos de retraso para variar, tomamos nuestros reclinables asientos para pasar la noche literalmente en el tren, nos esperaban 9 horas de traqueteo ferroviario en un tren que no pasaría los 40 o 50 km/h.
Con mucha ilusión y entusiasmo por pasar 9 horas en el denominado “tren de la bruja piruja“
Unos 30 minutos antes de llegar te despiertan para darte un ticket que vale por un desayuno en el restaurante del tren, una odisea para desayunar y sobre todo ver al camarero hacer malabarismos para que te lleve los platos a la mesa sin que se caiga ni un solo cubierto.
Llegamos a Villazón, ¡por fin!, allí estaría en la misma salida Alfredo de Imperio Inca, recogeríamos nuestra mochila, y en un taxi nos llevaría lo mas rápido posible a la frontera, las prisas tenían su lógica nos decía Alfredo “tenemos que llevar cuanto antes para evitar que la fila de inmigración sea mas larga”, en menos de 15 minutos estábamos haciendo fila y nos quedarían unos 45 minutos para pasar la frontera, si llegamos a esperar algo mas, prácticamente todo el tren se dejo caer para pasar la frontera al igual que nosotros, ellos estarían horas para cruzar.
Mientras esperábamos veíamos que había varias filas, una para los colectivos, es decir para los que van en bus, otros para los bolivianos que tienen su documentación argentina y el resto éramos todos nosotros, bolivianos y turistas que queríamos cruzar la frontera sin mas, a los bolivianos les requerían documentación personal de la familia para cruzar, a nosotros sin embargo, con el simple sello en el pasaporte y entregando el visado verde, ¡prueba superada! Aunque la espera no era agradable cuando veías que algún que otro boliviano quería colarse delante de ti, casi llegando a meta una chica se coló y tuvo las represalias de los allí presentes junto a Soler y Mangeles que la increparon por cara dura, a ella y a su marido que quería seguir su estela delante nuestro.
Bienvenidos de nuevo a Argentina, llegamos a La Quiaca y una sensación de bienestar respiramos en el ambiente, nos sentíamos como en casa, y no es que en Bolivia hayamos estado mal, o nos hayan tratado mal, pero es tan diferente un país a otro.
Llegamos al hotel Munay, allí en teoría estaría nuestro chofer Adrián, de la agencia Corpachac, esperándonos para emprender el viaje a Jujuy. Pero allí no estaba, nos quedamos en el hotel esperando unas 3 horas aproximadamente, desde las 10:00 hasta las 13:00, intentando localizarle de cualquier modo, tanto a él, como a alguien de la empresa, no dio nadie señales de vida.
Por lo que tuvimos que tomar una decisión, el día se nos plantea de otra manera muy distinta a como lo teníamos contratado, así que a las 13:00 horas, desde la Terminal de buses (colectivos), por $80 pesos ponemos rumbo a Jujuy en un colectivo de la empresa Panamericano, buses de dos plantas donde la gente pasa noches enteras para llegar a su destino, como por ejemplo las dos bolivianas que están al lado nuestra, van hacia Buenos Aires, y tardarían la friolera de una veintena de horas.
Con el boleto tienes derecho a entrar al bus, pero si quieres guardar una maleta o mochila en el compartimento del bus te cuesta $5 pesos. Y en cada parada suben a venderte comida y bebida para el camino.
En tan solo 4 horas y 30 minutos llegaríamos a Jujuy, pasando por los pueblos de Humahuaca, Tilcara y Purmamarca. Pero por supuesto algo tendría que pasar por el camino, cerca de Purmamarca, un control aduanero junto a la Gendarmería Nacional Argentina nos hizo bajar a todos del bus, revisar mochilas y documentación (bueno he de decir que a nosotros tres no nos revisaron, y eso que iba con Soler, que siempre lo paran).
Un agente de la aduana fue buscando dentro del bus hasta sacar una gran cantidad de bolsas navideñas, demasiadas para uso cotidiano a menos que quisieras poner 3 o 4 árboles de navidad en casa, estaban buscando drogas y contrabando, pero pusieron sus miras en los bolivianos y en un par de extranjeros que iban con nosotros de nacionalidad alemana.20 minutos después salió la dueña de todo ese material que fue encautado y ella fuera del bus para que siguiéramos nosotros la marcha de camino a Jujuy.
Unas 5 horas y 30 minutos después llegamos ala Terminal de buses de Jujuy, hay dos Terminales, una vieja y otra nueva, la mas cercana a Alto del Molle era la estación vieja, así que nos bajamos aquí, no antes sin discutir con el chico que nos solicitaba una propina por bajarnos la mochila del guarda-maletas. Un taxi nos acerco finalmente a el barrio Los Perales, a nuestro hotel y residencia Alto del Molle, ¡por fin en casa!
Recorrer Bolivia hasta Uyuni, pernoctar durante dos noches en un tren precario para ver el gran salar y para mas tarde bajar desde La Quiaca hasta Jujuy como el 70% de los ciudadanos que viajan en los transportes públicos que les ofrecen para ir de una ciudad a otra en un país donde las distancias son tan largas que puedes tardar días en llegar a tu destino, ¿te imaginas lo que puedes tardar desde La Quiaca hasta Ushuaia? pues exactamente mas de nos coches, unas 53 horas de carretera. Después de todo esto, tengo que decirte que vale la pena pasar todas estas experiencias, que el día de mañana recordarás y valoraras, para conocerte a ti mismo y para enriquecerte como persona.
Y terminamos el día con un gran asado argentino, realizado por nuestro chef Pablo Soler y con la ayuda inestimable de su esposa Susana, mas la presencia de parte integrante de la familia, su hija Sofia, su marido Fede y sus pequeños Juan Cruz y Lupita. Un momento gastronómico de alto calibre para todo amante de la carne y el buen comer, solomillo, salchicha y morcilla de cerdo mas una parte del cerdo llamado matambrito (matahambre como suelen decir ellos) que está rebuena.
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¿Cómo es un viaje a Argentina?
Este es mi cuaderno de bitácora y experiencias, un espacio de aventuras por los rincones del mundo donde encontrarás anécdotas y curiosidades de mis viajes, así como consejos y sugerencias de cada una de ellos.