Nuestro segundo día de viaje por Argentina comienza en la ciudad de Buenos Aires y termina en el sur del país, en la Patagonia, concretamente en El CalafateNos levantamos y preparamos en nuestra habitación del hotel Mundial, viendo en la tele el resumen de los partidos de fútbol de la jornada argentina, forofos de fútbol en este país aún mas que en España, donde en los estadios se llenan de bengalas y hay disturbios entre aficionados. Desayunamos en el Starbucks que hay justo debajo del hotel (que deliciosa casualidad), y el servicio privado del hotel nos traslada al aeroparque Jorge Newberry por $150 pesosen unos 25 minutos recorrimos los 23 kilómetros que hay de distancia entre nuestro hotel y el aeropuerto.

De camino al aeroparque cruzamos una zona de las zonas mas pobres de Buenos Aires, las favelas de la provincia, donde no entra la policia, pero si se muestra su presencia de cerca, unas viviendas que crecen y crecen con los andamios en plena construcción y en uso a pesar de ello.

En frente del aeroparque esta un Rio de la Plata que parece un inmenso mar, a 42 km se encuentra la costa de Uruguay. Las casetas que se ven en la foto son depositos de agua que se encargan de potabilizar el agua que bebemos en Buenos Aires.

¡Todo bien! Hacemos el check-in con la Aerolíneas Argentinas y una grata sorpresa, la facturación la puedes hacer directamente sin hacer cola, a través de unas maquinas que te imprimen el billete y después una azafata nos ha facturado las mochilas para evitar colas, no se si ha sido suerte o realmente proceden así pero ha sido muy rápido y cómodo. 

Nuestro segundo vuelo comienza ya, asientos separados, Mangeles en el 28, Soler en el 9 y yo en el 22, pero bueno, son 3 horas de vuelo y en breve llegamos a nuestro próximo destino, El Calafate.

Llegamos a El Calafate donde el Lago Argentino nos da la bienvenida

Llegamos a El Calafate donde el Lago Argentino nos da la bienvenida

La Patagonia, encantos de El Calafate

Llegamos al aeropuerto de El Calafate, un aeropuerto muy bonito y pequeño de fachada pedregosa y a una altura como practicamente todas las viviendas y locales del pueblo, nada mas salir un operario de la empresa Glaciers Land de manos de Gisella con un cartel que pone Alburquerque x 3. Ellos nos llevarían hasta el hotel Michelangelo.

Panorámica del aeropuerto de El Calafate con Soler y Mangeles junto al auto de Glaciers Land

Panorámica del aeropuerto de El Calafate con Soler y Mangeles junto al auto de Glaciers Land

¿Sabías que? El nombre del lugar se debe al arbusto que antiguamente ocupaba la zona (El Calafate), es una planta propia de la estepa, en primavera se cubre de flores amarillas muy vistosas, y su fruto es de la familia de los berberys, muy pequeño y color violeta oscuro.

Actualmente, el visitante podrá conocerlo a través de dulces y licores elaborados artesanalmente. Una vieja leyenda tehuelche concluye que “el que prueba el calafate, ¡vuelve!

Este pueblo tienen una calle principal llamada Avenida del Libertador General San Martín y poco mas, en cuanto a turismo, ya que esta calle se queda vacía durante el día debido a que todo el mundo se va a hacer sus rutas por sus bellos alrededores y por la tarde es cuando cobra vida de nuevo. Un pueblo de montaña de casas bajas de madera con tejados a dos aguas lleno de tiendas de accesorios de montaña como The North Face, Columbia, además de restaurantes y bares típicos de la zona, pero de gastronomía os escribiré mas tarde.

Llegamos a nuestro hotel en El Calafate, el hotel Michelangelo, un bonito hotel de madera de una planta valorado en 3 estrellas con gimnasio, jacuzzi y restaurante, rondando la noche a 25€ por persona/noche.

En este pueblo se encuentra un celebre personaje llamado Francisco Pascasio Moreno, también conocido como Perito Moreno. Fue un científico, naturalista, conservacionista, político, botánico, explorador y geógrafo de la Generación del Ochenta de la Argentina.

Su vida resulta un verdadero paradigma para los jóvenes, sus sueños de la niñez y adolescencia, alimentados por la lectura de narraciones de viajes y su amor por la tierra y la naturaleza, se transformarían en objetivos fundamentales que logro transformar en los primeros 50 años de su existencia, la creación de un museo, el reconocimiento de la Patagonia y su Perito Moreno, y la solución pacífico del diferendo limítrofe con Chile, han hecho de él que se le reconsidere por siempre en esta zona del sur de Argentina.

Una vez allí, recuerdo que una de las visitas obligadas de este pueblo es uno de los bares mas genuinos de El Calafate, y digo eso porque tiene una particularidad muy especial, dentro del bar estás a -10º y se llama Glaciobar. Está a unos 15 minutos en bus de El Calafate y dentro del Glaciarium, ya que a su vez es museo, cafetería y tienda de souvenirs.

Para llegar hasta allá solo tienes que ir hasta la Estación de la Secretaría de Turismo, allí en la misma puerta, por orden de llegada os va recogiendo un minibus en horas punto (09:00-10:00-11:00…).

Una vez allí tienes que pagar $140 pesos para entrar al Glaciobar, donde debido a la expectación que conlleva y todas las visitas, se realizan grupos de unas 15 personas para que disfruten la experiencia helada durante unos 25 minutos donde entra la consumición con la misma entrada. Mientras esperábamos nuestro turno, nos encomendamos con estas maravillosas vistas comiéndonos unas empanadillas y un pastel de calabaza.

Desde la cafetería del Glaciarium puedes contemplar el Lago Argentino

Desde la cafetería del Glaciarium puedes contemplar el Lago Argentino

¿Te vienes con nosotros a uno de los bares mas helados del planeta?, nuestro turno fue sobre las 19:30, bajamos unas escaleras, donde nos dan un abrigo y unos guantes para combatir el frío, a parte de tu propia ropa claro, y nos abren las puertas de lo que parece un congelador desde donde sale una música disco que te invita doblemente a entrar y a tomar algo, y así fue, cerveza, licores o refrescos durante 25 minutos de risas y alucinando de estar en un lugar a -10º.

El Glaciobar, construido con bloques de glaciar rescatados del lago, funciona en una cámara frigorífica en el subsuelo, la cual mantiene siempre la misma temperatura y humedad. Pero no sólo las paredes son de hielo, sino que el Glaciobar también está equipado con piezas glaciarias adaptadas para que puedan cumplir su función como mobiliario. Por tanto, la ambientación del lugar está en concordancia con el resto del edificio del museo y con el entorno de El Calafate.

Mangeles junto al camarero de Glaciobar

Mangeles junto al camarero de Glaciobar

El brindis mas helado de nuestra historia

El brindis mas helado de nuestra historia

Espero que os haya gustado esta sorpresa que para nosotros ha sido una grata experiencia. Para las 20:05 horas estábamos de camino a El Calafate, nos dejaron en la misma Secretaría de Turismo, y de ahí nos fuimos a comprar al supermercado provisiones que bien nos harían falta para mañana, ya que será un día largo y muy especial para todos.

Desde el mismo hotel nos aconsejaron el lugar idóneo para cenar, y la verdad que no se equivocaron, el lugar se llama Don Pichón, está en lo alto de el pueblo y se come un cordero alucinante, distinto al que puedes probar en España, ya que es un cordero salvaje, mas musculado, y la carne está muy sabrosa. Para mas comodidad, un auto te viene a buscar al hotel a la hora que gustes, te lleva al restaurante y te vuelve a dejar una vez hayas terminado de cenar en el hotel. así que a las 21:00 nos recogieron y nos trasladaron a Don Pichón.

Panorámica del restaurante Don Pichón, el mejor cordero

Panorámica del restaurante Don Pichón, el mejor cordero

Pedimos para los tres una parrillada mixta para dos de cordero, vacío, ternera, salchicha, morcilla y pechuga, un manjar exquisito acompañado de un plato de patatas fritas, una botella de vino de la misma región de Mendoza y salsa chimichurri, creo que sobra decir como triunfamos en la cena, y todo por 44€ en total.

Y terminamos el día con una curiosidad pasmosa, nada mas llegar a la habitación, comienzo a preparar las cosas para mañana y me doy cuenta que en uno de los estampados de mi mochila, una bandera inglesa cosida en mi mochila, hay escritas unas palabras, y cual fue mi sorpresa cuando ley lo vais a ver a continuación: “Malvinas argentinas, piratas, genocidas, hijas de puta“. Lógico es que quien escribió esto no sabía que yo no soy inglés, y no vio que mas arriba tengo la bandera española igualmente cosida, pero quien lo hizo decidió dejar su forma de pensar con respecto a la colonia inglesa de las Islas Malvinas, una isla que está a escasos minutos de la Patagonia, y que la República Argentina reclama desde hace años a Inglaterra, país que quiere hacerse con la totalidad de los derechos coloniales de estas islas.

Argentina vs Inglaterra

Argentina vs Inglaterra

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¿Cómo es un viaje a Argentina?

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Este es mi cuaderno de bitácora y experiencias, un espacio de aventuras por los rincones del mundo donde encontrarás anécdotas y curiosidades de mis viajes, así como consejos y sugerencias de cada una de ellos.