Te doy la bienvenida a esta nueva aventura por el mundo, esta vez el destino es Argentina, uno de los países que con más ilusión representaba mi lista de destinos pendientes. Para ello cuento con la inestimable compañía de Jose Luis y un nuevo fichaje para esta experiencia, nuestra amiga Mangeles, que desde su último viaje en un crucero por el Mediterraneo va a sobrevolar todo el Atlántico durante 13 horas para recorrer de cabo a rabo Argentina, su vitalidad, energía y positivismo será un plus más para nosotros.
Comenzamos donde siempre, en la estación de trenes de Murcia rumbo a Madrid para emprender el viaje, allí, nos espera un cielo encapotado de nubes y algunas gotas, pero eso no nos impide disfrutar de la capital, desde Atocha hasta Sol, y desde Sol hasta Plaza Mayor para comer ese famoso bocata de calamares a la romana del bar “La ideal”, y terminar en un Starbucks con un café de mocca o un frapucchino en la mano.
Desde Atocha nos montamos en un bus que va hacia el aeropuerto por 5€, cómodo y económico, y nos dirigimos después de algunas horas de paseo hacia la Terminal 1.
Allí conocemos retractilando las mochilas/maletas a Silvia, nuestra primera argentina, auxiliar de odontología, natural de Bariloche, afincada desde hace 12 años en Alicante.Con ella pasamos un gran rato agradable, haciendo tiempo contándonos nuestras penas y glorias, hasta el punto de que como buena argentina, tertuliana y psicóloga, nuestras charlas parecían una pura terapia de grupo, ¡y gratis!
Datos curiosos del vuelo:
- Velocidad del vuelo – 859Km/h
- Altitud – 10.004 m
- Temperatura exterior – -47º
Después de un largo vuelo con Air Europa, desde las 23:55 de la noche, cruzamos el Atlántico sin mayor contratiempo que pasar el tiempo haciendo noche en el aire para aterrizar sobre las 9:10 am en el aeropuerto de Ezeiza, el principal aeropuerto de Buenos Aires. Allí nos encontraríamos con un viejo amigo de mi familia, Ramón, funcionario de la Consejería de Trabajo e Inmigración de la Embajada Española en Argentina, quién nos recogería en el aeropuerto para trasladarnos al aeropuerto de Jorge Newberry, donde nos desplazaríamos hasta El Calafate.
Bienvenido a Buenos Aires
Como íbamos muy bien de tiempo Ramón nos hizo un recorrido por el centro de Buenos Aires en coche, a pesar del día nuboso y lluvioso que hacía, “lleva cuatro días seguidos lloviendo sin parar“, después de ver de pasada algo de los monumentos históricos de la capital hicimos parada en un bar legendario de Buenos Aires, La Biela, un representativo bar situado en el corazón del barrio de La Recoleta, donde se reúne la alta sociedad y los turistas, atraídos además por ser un lugar donde históricamente se reunían literarios de oro como Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, que vivían muy cerca de la zona y de hecho nada mas entrar te los encuentras recibiéndote.
La primera impresión que nos deja Buenos Aires, visto en coche, en un día de cielo encapotado, sin el tumulto y el caos del tráfico habitual, es de una ciudad sucia y vieja, antigua e histórica, pero tiene su encanto, y en el final del viaje podremos explorar mas esta gran capital mundial, ya que la primera impresión no siempre es la acertada.
Ramón nos lleva para comer a un lugar cercano al aeropuerto Jorge Newberry llamado Happening, un restaurante muy selecto de buenas carnes y de maravillosas vistas a la desembocadura del Río de la Plata. Allí conoceríamos a Lola, policía de la localidad de Tigre, quien se animó a acompañarnos a la comilona.
A raíz de aquí nuestra suerte se truncó, una vez más como siempre es costumbre, alguna sorpresa debe de haber a principio del viaje. Llegamos a la puerta de embarque para facturar y hacer el check-in de nuestros billetes de avión, y nos dice la azafata “lo sentimos mucho, pero debido al temporal y a la intensa niebla no se va a poder operar el vuelo esta noche con esta aerolínea“. Parecía imposible pero cierto, nos teníamos que quedar en Buenos Aires hasta mañana a las 13:00 horas que saliese el próximo vuelo, naturalmente sin cargo adicional. Así que concretamos nuestra noche en la capital en el Hotel Mundial, situado en la Avenida de Mayo, sito en el número 1.298.
Por la tarde quedé con mi homónima compañera Lola para pasear por la Avenida 9 de Mayo y ver in situ uno de lugares mas característicos y revolucionarios de la capital, el Obelisco de Buenos Aires, icono de la ciudad, construido en 1.936 por motivo del cuatro centenario de la ciudad, declarado Monumento Histórico Nacional.
El Obelisco es frecuentemente utilizado como punto de reunión de diversas manifestaciones, las que abarcan también las avenidas 9 de julio y Corrientes que lo rodean, hecho similar al que ocurre en Plaza de Mayo. Fue escenario de numerosas anécdotas y hechos insólitos. En 1.939 alguien colocó en la cima de la estructura una bandera argentina. Pocos meses después, un joven amenazó con arrojarse al vacío si no se le conseguía un trabajo, en 1.973 se lo decoró como árbol de Navidad y En 1.998, activistas de Greenpeace violaron el acceso y desplegaron desde la punta un cartel con la leyenda Salven el clima.
Gracias a Lola he podido comprender de primera mano lo difícil que es ser Policía en un país como este, donde existe un gran nivel de corrupción policial, donde la inseguridad está a la orden del día, donde ser Policía está infravalorado económicamente y materialmente sufren deterioros y escasez que perjudica su labor (los coches se rompen en mitad de persecución, los chalecos salvavidas están pasados de fecha de caducidad, la ropa del uniforme se la tienen que comprar ellos mismos).
Trabajar en una capital donde la tasa de delincuencia es de unos 5 homicidios cada 100.000 habitantes, los enfrentamientos con arma de fuego son mas frecuentes que en España por ejemplo, donde el caso de la muerte de un Policía es noticia suprema, en Buenos Aires está a la orden del día. Una de las frases que me ha chocado mas de Lola ha sido la de “yo no puedo permitirme tener amigos en la Policía, son compañeros y ya está“, al principio me costó entenderlo pero entendí que debe de ser duro perder a un compañero, mas aún si tienes una amistad con él.
Y por hoy os dejo hasta este mismo momento, mañana madrugaremos para seguir con nuestro planning y llegar por fin a El Calafate, donde sin duda os mostraremos una belleza natural totalmente especial.
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Este es mi cuaderno de bitácora y experiencias, un espacio de aventuras por los rincones del mundo donde encontrarás anécdotas y curiosidades de mis viajes, así como consejos y sugerencias de cada una de ellos.