Vivir la grata experiencia de estar con uno de los deportistas de élite de Costa Rica, desayunar, comer, cenar y dormir en la 19º planta del piso mas alto del país, pues es sencilla y llanamente super natural, como la vida misma.
¿Cómo es un día con Andrey Amador en Costa Rica?
Mi idea no es hablaros de la vida profesional de Andrey, para ellos os invito a que tecleéis su nombre en Google para saber mas, tampoco quiero desvelar su vida personal, eso creo que debe de quedar entre las personas de su círculo, pero si os voy a contar lo que para mi ha sido pasar este día con esta celebre personalidad, junto a su pareja Laura.
Nos levantamos ciertamente temprano, como a eso de las 07:00 horas, como ya sabéis aquí amanece muy temprano, como a eso de las 05:30 am, y nada mas salir al balcón, te das cuenta que la única manera de no ver San José tan feo es desde las vistas panorámicas de su 19º piso.
Andrey y Laura comienzan a hacer el desayuno, de manera servicial y hospitalaria hasta el punto de no dejarnos echarles una mano en nada, somos sus invitados al 100%. Un plato de fruta, avena, tostadas con mantequilla, cereales, café con leche…un desayuno de campeones para empezar el día.
Como prácticamente todas las mañanas, Andrey aprovecha a primera hora para entrenar, se coloca su mayor del equipo de Movistar y se echa al hombro su bicicleta, ese es su pan nuestro de cada día, no sin antes despedirse de Laura, sin duda una pareja encantadora, y por supuesto de nosotros.
Mientras tanto, Soler, Laura y yo aprovechamos para bajar a Paseo Colón, la avenida principal de San José y disfrutar del bullicio de la capital y su gente. De camino encuentras mucha venta ambulante, un caótico tráfico y me resulta curioso las plataformas que tienen la policía para poder tener una amplia situación de la gente que circula por el paseo.
Tuvimos la suerte de reencontrarnos con el Mercado Central tan famoso que tiene la ciudad, y es que la última que vez que lo cruzamos estaba cerrado…así que entramos a dentro para ver realmente que se podía ver dentro de él. Una foto en la misma puerta no podía faltar, y un chaval montado en bicicleta no quería perderse el momento y se unió a nosotros.
Realmente merece la pena ver la actividad del Mercado Central por dentro, encima de todo, aunque parezca mentira, estamos en época navideña, y hay un ambiente especial, muchas de las tiendas están llenas de material para hacer los pesebres, además de estar por dentro repleta de tiendas de comida y alimentación, mientras que en los alrededores del mercado están las tiendas de souvenirs y ropa.
Es ya casi la hora de comer, Andrey estará a punto de llegar, y nos marchamos de nuevo al piso, este es uno de los bloques mas tecnológicos que he visto en mi vida, para entrar a la zona de ascensores tienes que pasar una puerta que tiene un código de seguridad táctil, y para utilizar el ascensor necesitas activarlo con una tarjeta que debes de llevar contigo siempre si no quieres subir una gran cantidad de escaleras.
Mientras Laura prepara un bol lleno de arroz con verduras, Andrey nos trae una comida muy típica de aquí: el ceviche, que es pescado cocinado, con limón y una variedad de especias. Nos comenta Andrey que es un plato delicado por que debes de saber de donde y como viene el pescado, por lo que no lo puedes comer a la ligera sin antes informarte un poco de su calidad.
Durante la tarde, descansamos un buen rato todos, haciendo homenaje a la típica tradicional siesta española, y a eso de las 18:00 horas nos encontramos con un evento especial, el cumpleaños de uno de los amigos de Andrey, Emanuel “Cacharron“, y celebraremos con la familia de Andrey y sus amigos una barbacoa en la zona común de la piscina del bloque de Andrey, un lugar fantástico, junto a varias piscinas iluminadas en la noche y un clima refrescante a mitad de invierno. Estábamos siendo conscientes poco a poco de que viviríamos una noche especial junto a la familia de Andrey.
Tuvimos el placer de conocer a los hermanos de Andrey, Rudy e Ivan, y a sus padres Rodolfo y Raisa (de naturaleza rusa). Una familia encantadora, muy unida, que nos hizo estar como en casa y disfrutar de una barbacoa repleta de carne, salsas, e incluso de dos tortillas de patatas que hizo Laura.
Después de la dulce velada con muchas risas fuimos a una disco llamada Rapsodia, situada en el Paseo Colón, a unos 100 metros de la avenida, es la disco mas selecta de la ciudad, Andrey nos brindó con un reservado en la parte de abajo de la disco, pagando cada uno de nosotros 5.000 colones ($10), y se pago varias botellas de ron y whisky que rondaban los 40.000 colones ($80) y 60.000 colones ($120).
Como podéis ver, un día con Andrey Amador en Costa Rica es divertido y alentador, un gran tipo y mejor persona, pura vida mae.
Este es mi cuaderno de bitácora y experiencias, un espacio de aventuras por los rincones del mundo donde encontrarás anécdotas y curiosidades de mis viajes, así como consejos y sugerencias de cada una de ellos.