Nos encontramos en La Quiaca, ciudad fronteriza de Argentina que linda con Bolivia, situado a unos 3.700 metros de altura, nuestro alojamiento es el Hotel Munay (18€ persona), situado a 600 metros de la frontera con Bolivia, en el único paso peatonal que tienen La Quiaca, con 50.000 habitantes aproximadamente.
El hotel es muy auténtico, sin grandes comodidades, en una habitación para tres donde la ducha del cuarto de baño está prácticamente unida al w.c.
Nuestro plan de la mañana sería desayunar temprano en el hotel (desayuno incluido), y partir hacia Bolivia caminando, sería la primera vez que cruzase un puesto fronterizo de tal manera, y estaba completamente excitado por el momento.
Un puente delimita ambas fronteras, conforme vas cruzándolo ves en su pared la bandera de Argentina para finalmente llegar a la de Bolivia, ya estábamos en Villazón, y por consiguiente en otro país, con otras leyes, otras costumbres y cultura, además, aquí sería una hora menos.
No me dejan hacer fotos más allá de la frontera, una pena, pasaporte en mano para rellenar un visado que nos de permiso para entrar al país y permanecer un máximo de 30 días.
Desde La Quiaca hasta Villazón
La primera impresión que nos dio fue muy distinto a lo que estábamos acostumbrados a ver, mucho alboroto, ajetreo de coches, una calle llena de puestos y tiendas de alimentación y ropa de marcas de imitación.
Aprovechamos para comprar algo de hoja de coca para vencer al mal de altura, nos esperaba un camino cargado de mochilas hasta llegar a la agencia Imperio Inca, que sería la que nos llevaría al gran desierto salado de Uyuni.
¿Para qué se coquea?
Al estar en altura, los átomos de oxigeno se expanden por la poca presión atmosférica, por lo que inhalamos menos oxígeno, produciendo el mal de altura, o conocido por esta región como soroche o apunamiento, que te produce fatiga, dolor de cabeza, náuseas y soñolencia. La hoja de coca, entre sus propiedades tiene la globulina, que hace que produzcas más glóbulos rojos y oxigene mejor la sangre. También es vaso dilatador para que la sangre oxigene mejor.
¿Cómo se coquea?
Hay que elegir unas cinco hojas de coca si es tu primera vez, se le saca el clavito o rabito y se le hace un rollo para acomodarlas finalmente entre la muela y la mejilla, al humedecerse la hoja va soltando la sustancia de un sabor amargo, para tragarlo con la saliva.
Es importante aclarar que la hoja de coca NO es una droga, para ello debería pasar un proceso químico que la adulterase. Coquear te mantiene despierto y activo, pero sobre todo oxigenado.
De camino vemos ciertas cosas que nos llaman la atención, una de ellas es una estatua del Dakar que se celebró en 2014 por estos lares.
Los bolivianos que nos encontramos en los puestos comerciales no son precisamente sociables y simpáticos, parecen desconfiados y no tienen amabilidad ninguna, naturalmente no te dejan sacarles fotos y si sienten que el objetivo pasa cerca suyo te reclaman que no les hagas fotos, por respetos a ellos no pude sacar instantáneas totalmente sensacionales que vimos, aunque alguna si pudo escaparse.
La agencia Imperio Inca no es una agencia cualquiera, es además un hostal, restaurante y la casa de Ivone y Alfredo, quienes llevan la agencia.
Allí nos encontraríamos con nuestros compañeros de viaje durante estos dos días, Dora y su hija Magdalena (Pipo para los amigos), naturales de la Pampa Argentina, verán la maravilla de Uyuni y seguirás hasta Atacama (Chile), juntos nos fuimos a dar una vuelta por el mercado principal y a comer cerca de la Plaza de la Libertad del pueblo de Villazón.
Fotos del mercado donde destacaban la cantidad de especias
De camino hicimos una parada en un lugar curioso por haber tres túneles en menos 100 metros juntos, dos de ellos hechos con la mano del hombre y la ayuda de la dinamita, para verlos tuvimos que pasar un puente que se movía de abajo a arriba notablemente.
Comenzamos la primera parte del viaje para ver el desierto de sal de Uyuni. Un coche nos llevaría a la estación de trenes para dejar el equipaje pesado y posteriormente llegar al pueblo de Tupiza, allá esperaríamos a que llegara nuestro tren desde Villazón la friolera de 10 horas debido a que un camión se averío al cruzar una de las vías del tren y aquí en Bolivia las cosas se hacen muy lentamente, así que nos quedamos esperando en la estación.
Llegamos a Tupiza a media mañana, nuestro chofer particular nos deja en la estación de trenes y nos deja a nuestro antojo.
En el pueblo se estaba celebrando un mercadillo, por lo que había mucho ambiente, puestos de todo tipo, móviles, alimentación, ropa, puestos de pizza ambulantes e incluso una mujer hacía de curandera mostrando unas cremas de caparazón de tortuga que te aliviaba el reuma, la artritis, la artrosis y todos los males. En Tupiza estuvimos desesperadamente esperando un tren que nunca llegaba, con un retraso monumental, no sabíamos si algún día llegaría y tendríamos que quedarnos a dormir aquí.
Así que aprovechamos para darnos una vuelta por el pueblo, y ver que el tiempo se paró hace muchos años aquí, hay un desarrollo muy precario, el olor es muy particular, sobre todo en la carnicería donde entramos para comprar algo de jamón york y queso, Mangeles pudo contener la respiración mientras conseguía nuestras provisiones.
Mientras tanto, la estación de Tupiza se iba congregando de viajeros, transeúntes y típicas bolivianas de trenzas largas, gorrito negro, vestidos originarios y una manta de lana gruesa que cubría su espalda, algunas portaban a sus bebes, otras iban cargadas con sus enseres personales.
Desde el medio día que llegamos, se hizo media noche hasta que llegó nuestro tren, con asientos casi completamente reclinables y un balanceo particular que parecías estar en un barco, así llegaríamos a la ciudad de Uyuni, 3 horas más tarde a las 6:00 horas, para dormir al amanecer y esperar a otro de las grandes y esperados días del viaje, el desierto salado de Uyuni.
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¿Cómo es un viaje a Argentina?
Este es mi cuaderno de bitácora y experiencias, un espacio de aventuras por los rincones del mundo donde encontrarás anécdotas y curiosidades de mis viajes, así como consejos y sugerencias de cada una de ellos.